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Mi pequeño retazo del 24

Yo también tengo mi pequeño retazo de aquel 24 de marzo del 76; clara señal del comienzo del espanto. ¡Qué día que no me gustaría revivir ni por nada del mundo!
Con mi amigo inseparable y compañero Tonio liderábamos una agrupación estudiantil -Cine y Liberación- en la Escuela de Cine de la Universidad de Córdoba. Para quienes no conocen el sitio, les comento que la Escuela de Cine estaba en la Ciudad Universitaria de Córdoba, un poco alejada de los grandes edificios, rodeada por un bosquecito que le confería un aura muy particular; era un lugar hermoso, que nunca voy a olvidar porque albergó los mejores días de mi juventud y del cual lo que menos recuerdo es ese día 24.
No sabíamos, hasta que lo comprobamos en carne propia, lo sangriento que iba a ser el período siguiente al golpe de estado. Entonces ese día, con nuestros 23 años, fuimos a nuestro lugar de estudios con bastante temor por lo que pudiera suceder y nos encontramos con un tanque de guerra frente a la puerta de ingreso. Un tanque de guerra de verdad, como no habíamos visto nunca uno de tan cerca, y con el cañón principal apuntando hacia la puerta.
Todo en absoluto silencio. El silencio era propio del lugar. No tanto silencio. Intentamos infructuosamente abrir la puerta, como si el tanque no estuviera allí, a unos cinco metros y con su agujero negro quieto mirando ese mismo lugar. Parecía que no había nadie dentro del tanque, pero estábamos seguros que si.
Allí estuvimos un rato, merodeando, esperando no sé qué. Tal vez esperábamos al resto de los compañeros, para hacer algo entre muchos, o que pasara algo sobrenatural que cambiara el estado de cosas. Pero nada pasó en ese momento, que se extendía dolorosamente, interminable.
La Escuela de Cine fue una de las primeras instituciones víctimas de la sangrienta dictadura que comenzaba. Ese detalle nunca me pasó inadvertido; pienso que se convirtió un rasgo de identidad del cineasta. El mismo 24 cerraron la Escuela de Cine y la de Teatro; no cerraron la de Música ni la de Artes Visuales, que compartían el mismo lugar físico. También se cerró la Escuela de Cine de la Universidad de La Plata.
Qué curiosa que es la memoria. Recuerdo solamente la imagen del tanque y la puerta cerrada; me recuerdo en el lugar, con el Tonio, sin saber qué hacer, desesperados. Pero no recuerdo qué hicimos inmediatamente después.
Después vino un tiempo de espanto, que solo la reconquista de la Democracia -ocho años después- logró mitigar en parte. Todavía hoy, justicia y movilización mediante, seguimos tratando de curar las heridas abiertas.
Hoy el Tonio Magliano ya no está; se fue hace diez años. Aunque no fue una víctima directa de la dictadura, dedico este recuerdo a su memoria.

3 comentarios:

Julia Bertone dijo...

Que importante es para nosotros, a los que no nos tocó directamente, poder contar con la memoria de todos los que estuvieron, para poder sentir realmente que no lo queremos NUNCA MAS!
Gracias pa y a todos los que pusieron su granito de arena y no se quedaron sentados esperando "no se que" y hoy dicen "a mi nunca me jodieron por que yo no me metía en líos".
Callarse es más fácil, pero luchar por lo que uno siente nos hace crecer como personas.

Gherán dijo...

La verdad es increíble que haya sucedido algo tan nefasto en la Argentina, generando una herida imborrable en nuestra sociedad.
Gracias Raúl por recordarlo en el blog haciendote eco, enseñándonos a los jóvenes a luchar por nuestros ideales.

silvina guala dijo...

Gracias Raúl por compartir tu/nuestra historia. Necesitamos saberla asi dicha por quien la protagonizó. Se aseguraron el silencio durante muchos años pero ya es hora que todo salga a la luz, hasta para que nuestra propia memoria se fortalezca. Por NUNCA MÁS horrores en el mundo y para que nuestros hijos puedan vivir verdaderamente libres!!!!