Las expresiones públicas del Director Provincial de Turismo de la Provincia de Santa Fe, me remiten a una reflexión sobre las buenas prácticas en política. En la actividad que desarrollan los funcionarios políticos, como en el Turismo, también podemos hablar de buenas prácticas. Lo sé por experiencia.
Antes de este gobierno hubo otro, y antes otro, y otro más; 6 períodos desde la reconquista de la Democracia. En el último de ellos me tocó ser responsable de la política oficial de turismo provincial durante dos años, formando parte de un equipo de gobierno y prosiguiendo la tarea de otros pares. Por este motivo y por lo ofensivo de las palabras del actual funcionario es que me siento interpelado y obligado a expresar una opinión.
A mediados de 2009, habiendo transcurrido un año y medio del actual gobierno provincial, me crucé en la publicación Punto Biz con esta declaración, que consideré inoportuna y desafortunada, pero preferí pasar por alto:
«Consultado por punto biz por la salida de Nardone, Reggiani dijo que al ex funcionario le había tocado “el trabajo sucio y silencioso de reacomodar toda la estructura después de años de trabajo de otro partido”….»
Sobre fin de año otra brutal embestida contra la memoria, esta vez en la revista Ladevi del 14 de diciembre, me llevó a reflexionar que estamos ante un acto de gran resentimiento, mezquindad y egocentrismo, de un funcionario que juega peligrosamente a la politiquería:
“No empezar de cero sería poco serio. Técnicamente el desarrollo en Santa Fe en las últimas dos décadas fue planteado en términos arcaicos, alocados y fuera de planificación territorial (…) Hubo una decisión política y estratégica de no darle importancia al turismo como una fuente de ingresos”
Qué fea costumbre la del funcionario que cree que todo empieza cuando él llega, desconsiderando hasta lo hecho por su propio gobierno hasta el momento. Qué concepto mezquino el del político que confunde la actividad estatal con la partidaria. Qué desagradable suena cuando el profesional o el gobernante se regodean denostando a sus pares.
Cuando nos tocó gobernar, ni por casualidad se nos ocurriría decir que lo que hicimos fue una gestión de partido político. Siempre hablamos del Estado y siempre con gran respeto del trabajo conjunto con el sector privado, el académico, las ONG, los gobiernos de las provincias vecinas, el gobierno nacional.
Cuando trabajamos las primeras etapas del Plan Estratégico Provincial de Turismo, recorriendo toda la provincia, después de haber compartido con empresarios del sector interesantísimas jornadas con colegas de toda la región Litoral en la elaboración del Plan Estratégico Federal de Turismo Sustentable para la Argentina, junto a la Secretaría de Turismo de la Nación, éramos conscientes que ese trabajo superaría a una gestión de gobierno. El plan nacional habla de un período que va desde 2005 hasta 2016 y contiene un capítulo especialmente dedicado a la región Litoral, que nuestra provincia integra desde hace años junto a otras cinco. Nuestro plan estratégico provincial, cuya primera etapa llevó tres años realizar (2005-2007) también habla de una proyección a 2016.
Mientras tanto el gobierno provincial promovía, junto a empresarios y municipios acciones como: el congreso Tourcom con la Organización Mundial del Turismo, misiones comerciales a otros puntos del país y el extranjero con el apoyo de CFI y SECTUR, ferias específicas, acciones conjuntas con los buró de Turismo y las cámaras del sector; fortalecía el Consejo Litoral y el Consejo Federal de Turismo; realizaba programas de desarrollo como los de avistaje de aves, pesca con devolución, reordenamiento territorial, cuenta satélite de Turismo, capacitación para emprendedores, fiestas populares, campaña multimedial de fomento del turismo en la Provincia, tren turístico, recuperación de laguna Melincué; reglamentaba la Ley de casinos para tener fondos directos para la promoción turística, abría una nueva sede en la ciudad de Santa Fe. La lista es interminable. ¿Todo esto no tiene ningún valor para el gobierno actual? ¿Hay que empezar de nuevo?
No. No hay que empezar de nuevo. Hay que seguir para adelante liderando el sector y reorientando el rumbo si lo consideran necesario. Pueden cambiarle los nombres a las cosas, crear programas más modernos, superadores. Pueden hacer nueva obra pública, inversiones más importantes. Así se responde a las expectativas de la población.
Demoler todo lo que antecede a un gobernante es un signo de debilidad, ignorancia e incompetencia. La crítica y la acusación a ciegas no alcanzan para gobernar. Cuando el gobernante se cree dueño de la verdad actúa con personalismo; y el personalismo destruye las instituciones.
Para gobernar en Democracia se necesita sentido común y paciencia para transformar la realidad a partir de lo establecido. El buen gobernante sabe llegar a todos los actores de la sociedad, piensen como piensen, comunicar su proyecto con entusiasmo y buscar el consenso para establecer las normas necesarias para ordenar la transición.
Ya pasaron dos años. ¿No sería mejor que Turismo de la Provincia empezara a hacer lo que le corresponde en vez de declamar tanto?