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Memorias de la EPCTV - 2

El milagro de Margarita

El primer año de vida de la EPCTV, aquel año 1984, fue muy especial; el entusiasmo era el signo predominante y lo poco que teníamos opacaba lo mucho que nos faltaba.

Para quienes no conocen el edificio de la Escuela, basta decir que el espacio físico conque contábamos el primer día de vida pública, cuando comenzaron las inscripciones a primer año, era más que insuficiente; algo así como unos 8 m2. Para quienes la conocen, ilustra saber que el espacio era entonces el cuartito que ahora ocupa el Centro de Documentación Multimedia para visionado, al lado de la puerta de entrada al sexto piso. El resto del edificio estaba ocupado por otras dependencias. Las clases ese año las dictábamos en un aula que nos prestaba la escuela secundaria de la esquina.

La primera cohorte de inscriptos fue muy heterogénea; había gente de todas las edades, intereses y orígenes. Esto no era extraño, dado que era la primera escuela de la especialidad que existía en Rosario y alrededores. Por lo tanto muchos interesados habían pasado ya la edad convencional de comenzar la educación terciaria. La primera en inscribirse fue Mariana Wenger, que ahora es una de las más destacadas entre los realizadores vernáculos.

El desfile de interesados siguió hasta pasar holgadamente los cien anotados formalmente. La primera sorpresa la dio una planilla que apareció con una alumna de 63 años. Enseguida pensamos que el escribiente de turno se había confundido y se trataba de un 36 escrito al revés y el frenesí del comienzo nos hizo olvidar del asunto hasta que el primer día de clase apareció Margarita Auvieux con sus 63 reales.

Claro que a Margarita le costaba hacer grupos para trabajos prácticos con compañeros de entre 18 y treinta y pico, pero el tema no la amedrentó; era docente jubilada y no tuvo inconvenientes en avanzar en el plan de estudios sin prisa y sin pausa, mientra sus compañeros perdían tiempo como si les sobrara. Entre sus obras realizadas como trabajos prácticos recordamos Mercado de Pulgas, un audiovisual producido junto a Guillermo Levain, con quien también realizó el cortometraje Anatomía de una clase, ambos de 1984. Además, realizó el cortometraje Cuidado, anda suelto, una historia sobre un "verso" en la calle.

Margarita aprobó todas las materias de primero y segundo años con gran aplicación, colaboraba en todo y hasta actuó en el cortometraje Ultimo plazo, de Carlos Coca y Guillermo Street. Cuando estaba cursando el último año el Ministerio lanzó un plan de actividades para la tercera edad, invitando a las escuelas a proponer cursos y talleres. Cuando nuestra propuesta de Taller de Cine para Adultos Mayores fue aprobada y llegaron las horas cátedra para el docente en cuestión, la movida no se hizo esperar y Margarita dejó de ser alumna y pasó a ser la docente del curso, que ella misma se encargó de coordinar y promover con el PAMI.

Ella era muy ordenada y siempre reservaba los equipos que utilizaría en el Taller con varios días de anticipación, de manera que en más de una oportunidad cuando los alumnos de la carrera iban a pedir los pocos equipos que había disponibles, éstos estaban ocupados porque “los viejos” estaban filmando algo.

Tres años después Margarita murió el 11 de agosto de 1989 -hace 20 años- y ese fin de año organizamos un homenaje al que invitamos a su familia. Hablando con ellos nos terminamos de anoticiar de algunos detalles de su vida que desconocíamos, como por ejemplo que al ingresar a la Escuela estaba tan enferma que su expectativa de vida era casi nula, que su marido no entendía por qué estudiar a esa edad y con esa salud, y que los pesos que ganaba dando clases los ahorraba y se iba de vez en cuando a Catamarca a visitar a una de sus hijas… y que su paso por la EPCTV le había alargado la vida varios años.

1 comentario:

Daniel Krichman Hernandez dijo...

Qué emocionante este recuerdo, Raúl. Muchas gracias por compartirlo. Pensar que muchas veces, por bastante menos que eso bajamos los brazos porque sentimos que se nos viene el mundo abajo. La cuestión de cómo plantarse en la vida frente a las dificultades debiera enseñarse como se enseña a escribir un guión o a conocer el cuerpo humano.

Conozco una situación similar que me resulta estremecedora. Beto Melograno es un médico que lucha desde hace unos años contra un cáncer de colon. Ha hecho un blog para ir relatando lo que va sucediendo en ese combate. Se llama: A pelear se ha dicho!
Te aseguro que conviene darse una vuelta por ahí, cuando uno cree que tiene problemas...
Saludos